Algunos/as ya me conocéis, pero para los/as que no, os cuento un poco sobre mí en esos primeros años de vida llenos de inocencia, imaginación, ingenio y sueños… Me llamo Juan Carlos Balado y mi pasión por la música se remonta a la década de los ochenta, en la que transcurrió buena parte de mi infancia. Por aquel entonces, mi hermano mayor vivía en Zúrich y al igual que en un famoso anuncio de turrón que daban en la tele y que muchos/as recordaréis, siempre volvía a casa por Navidad, eso sí, cargado con una gigantesca maleta repleta de chocolate y de cintas de música!
Con mucho sigilo para que no se diera cuenta, entraba en su habitación y se las tomaba prestadas para poder escucharlas con los auriculares en mi walkman. Reconozco que me llamaban especialmente la atención por los dibujos de las portadas…Fue de este modo tan peculiar a la par que arriesgado como empecé a familiarizarme con grupos del panorama internacional como JudasPriest, AC/DC, Iron Maiden, Scorpions, Ozzy Osborne o los Beatles entre otros.
Esto supuso todo un gran descubrimiento para mí y fue una verdadera revolución el hecho de poder escuchar esos sonidos nuevos a los que mis oídos no estaban acostumbrados, cargados de solos de guitarra imposibles y estribillos pegadizos, que, sin entender ni una palabra de lo que decían, me pasaba tarareando el día entero mientras tocaba la guitarra con el palo de la escoba.
Entre las clases particulares de mates, alguna que otra travesurilla sin importancia… y mi serie de TV favorita “V” que echaban los sábados por la tarde (Por cierto, la mala de las protagonistas, Dayana, era una lagarta, pero cómo estaba…) encontraba un hueco para hacer todo tipo de manualidades y más concretamente trabajos con madera, que era junto con la música, otra de mis grandes pasiones, pasión que de repente se desvanecía cuando llegaba mi madre con el hacha en la mano y señalando el montón de leña desde la ventana me mandaba cortar unos buenos troncos para la cocina calefactora…y es que ser niño en los 80’s no era nada fácil! Por suerte para reponer fuerzas existía algo llamado Tulicrem, que para aquellos que no lo conozcáis, era una fórmula mágica de crema de cacao que estaba buenísima!
Siempre fui muy mañoso con el uso de las herramientas, por eso tampoco me perdía ni un solo capítulo de la serie “McGiver”, incluso me compraba la revista “Súper Pop” con la paga de los domingos donde venían algunos de sus inventos y que luego ponía en práctica… Los que no éramos los guapos de la clase teníamos que sorprender a las chicas de alguna manera ¿no?
En mis ratos de juego me entretenía restaurando las herramientas que iba encontrando por casa, que eran de mi padre y que estában todas furruñosas y olvidadas, les quitaba el óxido y las pintaba de nuevo. Me fabriqué un tablero en el que dibujé la silueta de las tenazas, alicates, destornilladores etc… con un botecito de Titanlux negra que solía comprar en la tienda de Carmen y Luciano y luego las iba colgando en su sitio para que estuvieran bien colocaditas, así fue como construí mi primer taller. Siempre inventado o “estribillando” como me decían en mi casa, me pasaba las horas haciendo bocetos y esquemas de objetos que más tarde construía, tales como espadas, escudos, arcos, flechas… (Es lo que tenía tragarse todas las pelis de “Sesión de tarde y sábado cine“) aunque algo que sin saber por qué, me fascinaba desde que tengo uso de razón, eran las guitarras eléctricas, era verlas por la tele y moría por tener una y poder tocarla…
Lo sé, era un “bicho raro“, mientras todos los niños de mi edad querían ser futbolistas o bomberos, yo quería ser: Guitarrista en una banda de rock! y alucinaba en stereo viendo a Obús o Barón rojo cuando salían por la tele en “Aplauso” o “Tocata”. Algo que me impactó muchísimo y que recuerdo perfectamente como si hubiera sido ayer mismo fue el día que echaron el videoclip de “Thriller” de Michael Jackson por primera vez y tuve que salir por patas a la calle en busca de alguien (a ser posible humano) como poseído por un espíritu maligno entre sudores y palpitaciones…
Llegados a este punto y aburrido de usar la escoba como guitarra, decidí que había llegado el momento de tener la mía propia, fue así como en octavo curso de EGB diseñé y construí mi primera guitarra para las clases de pretecnología y que estaba inspirada en la Larrivee S4 que usaba Kee Marcello de Europe , sí, sí, aquellos suecos de melena prominente que arrasaron con “The final countdown” . Como fácilmente podréis adivinar, no sonaba, claro está, pero quedó muy chula y daba el pego que no es poco.
Como si de un abrir y cerrar de ojos se tratara, fue pasando el tiempo y aquellos maravillosos años se esfumaron casi sin darme ni cuenta pero a fecha de hoy puedo decir que me siento orgulloso de ser quién soy y de seguir manteniendo vivos los mismos valores y principios que tenía entonces y de no haberme dejado seducir por los encantos del “sistema“.
Espero que os haya gustado el artículo, me despido hasta la próxima. Un cordial saludo para todos y todas!
PATXI LUQUE CIFUENTES
Completamente indentificado contigo!!! Qué gran época los 80’s!!!
Carlos BV
Gracias por tu comentario Patxi!!! la verdad que fue una gran década, en lo que a música se refiere, para mi, la mejor, porque había muchísimas bandas de todos los estilos habidos y por haber. En lo personal, muy entañable, porque la infancia es la etapa de la vida en la que uno se va formando como persona, y tengo unos recuerdos incréibes. No la cambiaba por nada!
Mariela Almánzar
Enhorabuena Juan Carlos gracias por contarnos esas historias tan interesantes y más para auienesny no iconos esa época. ¡ Un fuerte abrazo!
Carlos BV
Gracias Mariela, me alegro mucho que te haya gustado el artículo y esas historietas de infancia. Qué etapa tan bonita de la vida!!!
Mike
Que años los 80 Carlos. Es un artículo muy bueno que refleja bien de donde viene tu pasión por las guitarras y el rock. Por eso mismo ahora haces un trabajo tan bueno porque eres un artesano y tienes pasión por lo que haces.
Por cierto tienes que ver Alucina Pepinillos que va todo de los 80.
Carlos BV
Gracias por tu respuesta Mike! la verdad que fue una gran década llena de buenos recuerdos allí en El Otro Cabo…